1. Armonía y melodía o viceversa
Puedes emplear estos dos procedimientos, o una combinación de ambos:
- Si ya tienes una melodía que te resulte interesante, acompáñala con acordes, para ello:
- Haz coincidir los finales de frase con fórmulas cadenciales.
- Emplea acordes o esquemas armónicos apropiados al contenido del texto o al estilo que se le quieras dar a la canción.
- Si no tienes una melodía, puedes crearla a partir de un grupo de acordes, para ello:
- Toca repetidamente un grupo de acordes hasta que cojas el tono.
- Transpórtalos a una altura en la que te resulte cómodo cantar.
- Elabora una melodía a partir de una o más notas de cada acorde. Para ellos, prueba a cantar sobre los acordes.
INDICE
2. Relaciones entre la melodía y los acordes: Textura musical
Al acompañar con acordes a una melodía añadimos el aspecto vertical a la música. Pues la melodía ya no suena sola, sino que suena simultáneamente con los sonidos de los acordes. Esta simultaneidad en el tiempo se representa en la partitura situando justo encima unos de otros a aquellos sonidos que suenan simultáneos. Por esto hablamos del aspecto vertical en la música, aunque realmente queremos decir el aspecto de que diferentes sonidos suenan a la vez.
2.1. Relación de los sonidos de la melodía entre sí
En la primera lección vimos cómo podían ser las notas de la melodía. Estas podían ser estables o activas.
- Las estables eran los tres sonidos del acorde de tónica.
- Las inestables eran el resto de la escala.
Aunque componer buenas melodías es un arte misterioso y, a pesar de nuestra tecnología, todavía no sabemos bien cómo se consigue una buena melodía. Lo que sí sabemos es que, de manera general, las melodías tienden a dirigirse hacia las notas estables y para llegar a ellas hacen sonar notas activas. Al llegar a la nota estable da cierta sensación de reposo. La sensación es mayor sobre la nota 1 de la escala, a la que llamamos tónica.
2.2. Relación entre melodía y acordes: Notas reales y notas extrañas al acorde
Los acordes que acompañan a la melodía están formados cada uno por varios sonidos.
La melodía, al sonar a la vez que el acorde que la acompaña, puede hacer sonar un sonido que ya está en el acorde o uno que no está en el acorde.
- Cuando la melodía hace sonar un sonido que está en el acorde decimos que hace sonar un sonido real.
- En caso contrario, cuando la nota de la melodía no pertenece al acorde que la acompaña, decimos que hace sonar una nota extraña al acorde.
Esto es importante porque en la melodía, los sonidos reales suenan más estables que los sonidos extraños, que se suelen considerar disonancias y que tienden a moverse melódicamente a la nota real más cercana.
Entonces, a la hora de componer nuestra melodía podemos pensar en dos fuerzas que la impulsan:
- La fuerza por llegar a la nota más estable, la tónica.
- A lo largo de ese camino, cuando la melodía hace sonar un sonido extraño a la armonía que le acompaña, un impulso momentáneo por acercarse a la nota del acorde más cercana.
Puedes tener en cuenta estas sensaciones de tensión y distensión al ir añadiendo sonidos a tu melodía.
2.3. Textura tonal y textura modal
Esto requiere elegir los sonidos de la melodía con cuidado, porque han de coincidir sus notas con las notas de los acordes. En este sentido es muy importante que tengas en cuenta el tipo de textura musical que corresponde al estilo que hayas elegido para tu música:
<aside>
💡 ESTILO CLÁSICO = Textura tonal: Basado en el concepto de consonancia y disonancia en sentido estricto. Las notas de la melodía han de pertenecer al acorde que las acompaña (ser notas reales). Si no, se considerar notas extrañas, disonantes, y han de resolver la disonancia en una nota real.
</aside>
En el siguiente vídeo tienes un ejemplo de cómo acompañar con acordes una melodía en textura clásica: